Del sueño a la pesadilla

Los sueños nos permiten liberarnos, y a través de los viajes, podemos ser nosotros mismos en nuevos territorios. Es una pauta para encontrar nuestro origen, para encarar lo más profundo de nuestro ser. Las pesadillas recurrentes se vuelven un augurio, como en el corto El almohadón de plumas. Las voces que duermen dentro de nosotros, que no estamos listos para escuchar. En El sueño beato, el mensaje simbólico trasciende el pensamiento mitológico y surrealista para jugar con la idea de lo sagrado que nos han articulado toda una vida. Soñar permite jugar con lo prohibido. También es la crítica del realismo, es pensar en otro tipo de mundo, a través del cual llegar a reconocer nuestros paisajes interiores. Coplillas por Bombay, aunque remarca la ingenuidad, se permite desplegar un mundo desconocido, para recrear un nuevo espacio posible desde elementos ajenos resignificados en otro contexto. La misma ingenuidad se nos revela en 42, como en un sueño lúcido, cuando sabes que puedes volar y vas a intentarlo, pase lo que pase. Fasciia: Piel adentro evoca al cine como expansión del espacio y del tiempo, como los sueños, un cuerpo presente y una cámara que acompaña otorgan la sensación de fundirse en un sueño que toca el límite con la pesadilla.
En esta sección existe la posibilidad de revisitar nuestras memorias, sueños, ingenuidades, clichés, anhelos y fantasmas; el sueño es el lugar donde se hace posible que estos cortos puedan vivir y despegar la imaginación.